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Aun recuerdo la primera vez que vi el video de
Firestarter, ver a Keith Flint en medio de un túnel del metro, con ese cabello
tan punk y los piercings. ¡me voló la cabeza! Al grado, que un par de semanas después
tenia dos piercings en la lengua y un par de tatuajes. Antes de seguir, para
quienes no saben de que habla, aca el
video de Firestarter. Sin duda The Prodigy es una de las bandas y música,
que influyó en este su seguro servidor y dealer de post.
Sonidos demasiado violentos para ser música
electrónica y muy bailables para ser punk. Los tiempos cambian como suele
cantar Bob Dylan y en la actualidad ya no existen las fronteras musicales.
Ahora es bastante común ver en un mismo festival a Slipknot y Belinda o
simplemente observar a Los Tucanes de Tijuana encabezar un Vive Latino aunque
no siempre fue así. Hasta hace algunos años las divisiones estaban muy bien
marcadas pero uno de los conjuntos que logró unir a la música electrónica con
el punk fue The Prodigy y fue con un álbum en particular.
La década de los ochenta fue una época dorada
para los sonidos electrónicos. La popularización de las cajas de ritmos llegó
hasta lo más alto del firmamento. Con Depeche Mode al frente, los peinados
estrafalarios y el maquillaje andrógino se adueñaron de las pistas de baile.
Música amigable para los oídos que creció con el surgimiento de MTV.
Por otra parte, en el mundo subterráneo
también se generó un movimiento hermano con sintetizadores y con la misma
finalidad. En el caso del Reino Unido el club The Haçienda fue el epicentro de
noches sin fin con luces de estrobos y altas dosis de alucinógenos. En el
escenario desfilaron desde New Order hasta Happy Mondays. Mientras que dentro del
público acudieron personas de todo tipo como un muy joven Liam Howlett.
Su nombre es clave para entender el desarrollo
de la música electrónica de finales del siglo 20. Su pasión empezó con clases
de piano que después lo condujeron al mundo del hip hop y las mezclas
rudimentarias con canciones grabadas de programas de radio. Se volvió un
incipiente DJ aunque después se profesionalizó.
En el apogeo de los raves hizo su aparición
The Prodigy con un estilo marcado por completo por la música electrónica. Aunque
de forma paulatina hubo una transformación derivada por la integración de otros
elementos como los bailarines y cantantes Maxim y Keith Flint. Cada uno le
imprimió energía al combo que pronto se adentró en el big beat.
Los primeros dos trabajos del grupo tuvieron
una buena recepción del público y la crítica aunque el punto más alto llegó en
1997. En medio del apogeo del britpop y cuando Björk marcaba tendencias
apareció un disco que de inmediato llamó la atención. Las reacciones iniciales
fueron que era demasiado pesado para ser música electrónica pero también muy
bailable para ser punk.
Para este momento de la historia tanto
Ministry como KMFDM eran los estandartes de la música industrial pero ambas
eran bandas de nicho. Su estilo era conocido solo por una cantidad mínima de
personas que guardaban muy bien el secreto. En cambio, cuando se publicó The
Fat of the Land los ritmos acelerados estuvieron al alcance de la mayoría.
El matrimonio perfecto entre punk y música
electrónica deja ver su primer engendro con “Smack My Bitch Up”. Una pieza
violenta como ver a un trailer en llamas a media noche junto a un ritmo más
adictivo que un taco al pastor. La mejor interpretación del tema la hizo el
cineasta Jonas Åkerlund con un video en primera persona que retrata la vida de
excesos de miles de jóvenes de la época.
Aunque en realidad apenas se trata del inicio
de una sesión salvaje que continúa con “Breathe”, la cual genera el mismo
sentimiento de escuchar por primera vez a los Sex Pistols. No sabes si debes
bailar o azotarte contra las paredes. Mientras que “Funky Shit” es otro de los
puntos álgidos al demostrar que no se necesitan coros pegajosos para transmitir
sentimientos.
Pero el momento de mayor impacto llega con
“Firestarter” porque es el que reafirma que los beats bailables y el punk sí
son compatibles. Es la canción que colocó a The Prodigy en lo más alto del
firmamento y marcó su ingreso a las grandes ligas gracias a su video en blanco
y negro que hoy ya puede ser considerado un clásico. Las desoladas calles de
Londres que muestra son bastante similares a las de cualquiera de México.
Desde entonces, más de 10 millones de copias
del material se han vendido y la cifra se mantiene en aumento constante. En los
tiempos turbulentos que hoy se viven es el mejor soundtrack que existe. Es
música violenta que logró unir dos universos que parecían completamente
distintos entre sí. Aca les dejo el disco en Spotify
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